martes, 5 de julio de 2011

5 DE JULIO

de Egle Zambrano, el miércoles, 05 de julio de 2011 a las 0:56
VIVA VENEZUELA MI PATRIA QUERIDA QUIEN LA LIBERTO MI HERMANO FUE SIMON BOLIVAR...... INDIOS, MULATOS, NEGROS, BLANCOS CRIOLLOS, GRANDES PENSADORES, FOLOSOFOS, ILUSTRADOS, LLENOS DE CONOCIMIENTO. LA LUCHA POR LA LIBERTAD CONCRETADA UNA VEZ MAS EN ESTA FECHA QUE LE TOCO A MI PATRIA VENEZUELA Y REIVINDICADA EN TODAS LAS GESTAS INDEPENDENTISTAS EN AMERICA Y EN TODA LUCHA POR LA LIBERTAD DE LOS OPRIMIDOS, POR LA LIBERTAD DE LOS VULNERABLES SOCIALES, POR LA LIBERTAD DE LA JUSTICIA QUE VIVE PRESA EN MANOS DE LOS INESCRUPULOSOS QUE PRETENDEN DOMINAR EL MUNDO HOY Y SIEMPRE A TRAVES DE LA HISTORIA.
DANDOLE AL MUNDO LAS MIGAJAS DE LO QUE QUIEREN GUIANDOLO HACIA LA INMOLACION PARA SUS INTERESES, ESTA LUCHA ES UNA CONSTANTE, EN UN DIA COMIENZA POR NOSOTROS Y LO QUE NOS HAN METIDO COMO PROPIO, LO QUE HOY ES PARTE DE UNA SUPUESTA "CULTURA Y COSTUMBRE" COSA QUE TAMBIEN PASA POR REVISAR. EL RESCATE DE LO QUE NOS QUITARON Y SATANIZARON, NUESTRAS VERDADERAS COSTUMBRES Y NUESTRA CULTURA ORIGINARIA PRODUCTO DE LA MAGICA MEZCLA DE MESTIZAJE QUE PERSE NO PODRIA ETIQUETARSE COMO COSA NEGATIVA O POSITIVA, TENEMOS DE TODO LO QUE NOS CORESPONDE POR CADA MEZCLA LO QUE REPROCHAMOS ES QUE NO, NOS  DEJARON DECIDIR EL CAMINO A RECORRER SINO QUE NOS IMPUSIERON SU CAMINO BAJO COHERSION DE LOS PUEBLOS, COMO HOY SIGUEN HACIENDO LOS IMPERIOS, NADA HAN CAMBIADO.
LO UNICO QUE DISIMULA LA LUCHA DE INDEPENDENCIA DE HACE 200 AÑOS A LA DE HOY SON LAS ARMAS UNAS DE FUEGO COMO LAS DE OTRORA Y LAS OTRAS DE ULTIMA GENERACION, ESAS QUE CREAN Y EN BOBAN, ESAS QUE CASTRAN EL PENSAMIENTO Y EMBELESAN HACIA AL AVISMO Y NI NOS DAMOS CUENTA, ESAS ARMAS TECNOLOGICAS CON SU CENTRO DE OPERACIONES BIEN DISEÑADO Y QUE ES ESTE MEDIO PARTE DE ELLO, LA GLOBALIZACION, QUE NOS ENVULVE CON SUS ARMAS LA TELEVISION, LA PROPAGANDA, LOS MENSAJES SUBLIMINALES QUE NOS AMETRALLANA POR TODOS LADOS Y EN TODO MOMENTO, NOS DICTAN LO QUE DEBEMOS DE HACER, DE PENSAR, DE PLANIFICAR Y SEGUIR AL PIE DE LA LETRA, NOS DICEN QUE ES LO MAS IMPORTANTE, CUAL ES LA PRIORIDAD, QUE ES LA MENTIRA Y QUE ES LA VERDAD, QUE ES LO FEO Y LO BONITO, CUAL ES NUESTRA CULTURA Y CUAL SERA NUESTRO FOLKLOR, QUE NOS IDENTIFICA, CUAL ES LA MEJOR RELIGION Y QUIENES SON SUS SANTOS Y QUIENES NO.
Y CADA DIA NOS ALEJAMOS MAS DE LO QUE SOMOS, DE HACIA DONDE DEBEMOS DE CENTRAR NUESTROS ESFUERZOS Y HASTA DE CUAL ES NUESTRO REAL ENEMIGO, ENEMIGO DE AÑOS, ENEMIGO EN COMUN, ENEMIGO QUE NOS DOMINA Y NOS EMBELEZA, NOS ENGAÑA CON LOS ESPEJOS QUE ENGAÑARON A NUESTROS ANTEPAZADOS, HOY ESPEJOS CON IMAGENES LLAMADOS TV, PC, ETC.
LA LUCHA PORINDEPENDENCIA TENDRA QUE TOMAR NUEVOS MATICES Y AJUSTAR A ESTE RETO TECNOLOGICO, A ESTAS ARMAS DE DOMINACION INPERCEPTIBLE POR LA MAYORIA, QUE YA NO POSEEMOS NI SIQUIERA EL SENTIDO CRITICO.
GANAMOS UNA BATALLA PERO DE LOS HIJOS DE BOLIVAR DEPENDE GANAR LA GUERRA, YA 200 AÑOS HAN PASADO Y LA LUCHA SIGUE....

5 DE JULIO EN VENEZUELA A 200 AÑOS

Lo que comenzó el 19 de abril de 1810 como un movimiento autonomista por parte del Cabildo de Caracas, pero que guardaba fidelidad al rey Fernando VII; en 1811 no sólo superó el ámbito de la Provincia de Caracas al sumarse otras provincias, sino que implicó la ruptura definitiva con el nexo colonial español. Con esta finalidad se instaló en Caracas el 2 de marzo de 1811, el primer Congreso de Venezuela, con la representación de las Provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Mérida, Barcelona y Trujillo. Estas siete provincias que formaban la "Confederación Americana de Venezuela en el Continente Meridional", quedaron simbolizadas en las siete estrellas de la bandera nacional venezolana. Es importante destacar que las provincias de Coro, Maracaibo y Guayana, quedaron excluidas del Congreso por estar dominadas por los españoles.
La instalación del Congreso se llevó a cabo el 2 de marzo de 1811 en la casa del Conde San Javier (hoy esquina de El Conde) en Caracas, con asistencia de la Junta Suprema. Acto seguido se eligió un Presidente provisional del Congreso y pasaron, precedidos por los miembros de la Junta a la catedral deCaracas, donde el arzobispo Narciso Coll y Pratt ofició la misa y después del evangelio los diputados prestaron juramento, bajo estos términos: "¿Juráis a Dios por los Santos Evangelios que vais a tocar, y prometéis a la Patria conservar y defender sus derechos y los del Señor Don Fernando VII, sin la menor relación o influjo con la Francia; independientes de toda forma de gobierno de la península de España; y sin otra representación que la que reside en el Congreso General de Venezuela; oponeros a toda dominación que pretendiera ejercer soberanía en estos países, o impedir su absoluta y legítima independencia cuando la Confederación de sus Provincias la juzgue conveniente...?". Dicho juramento expresa tres aspectos que son importante destacar. El primero, es el rechazo por parte de la iglesia a la influencia de la Revolución Francesa en el proceso independentista venezolano (y en toda Hispanoamérica) dado su marcado carácter anticlerical. Segundo, la mención a la forma federativa (Confederación) de la Constitución Política, lo cual formará parte del intenso debate centralismo-federalismo que se llevará a cabo durante el Congreso, y que dominará todo el siglo XIX. Tercero, la declaración de la Independencia absoluta de Venezuela, la cual además había que proteger no sólo de España sino de las demás potencias europeas.
A medida que se fueron desarrollando las sesiones del Congreso, la idea de la Independencia fue ganando adeptos en el seno del mismo. Muchos diputados la apoyaron con apasionados alegatos, otros con argumentos históricos. Entre los diputados que se oponían a la ruptura definitiva con la corona española, se encontraba el sacerdote de La Grita, Manuel Vicente Maya, quien pronto se vio abrumado por los discursos de Fernando Peñalver, Juan Germán Roscio, Francisco de Miranda, Francisco Javier Yanez y muchos más, favorables a la idea de la Independencia absoluta. Mientras tanto, los ánimos de los jóvenes radicales se caldeaban en las reuniones de la Sociedad Patriótica, hasta llegar el momento en que Simón Bolívar lanzó—ante las dudas sobre la Independencia—su famosa pregunta: "¿Trescientos años de calma, no bastan?".
En la mañana del 5 de julio continúo el debate en el Congreso, y a comienzos de la tarde se procede a la votación; hecho el recuento de los votos, el presidente del Congreso Juan Antonio Rodríguez Domínguez, anunció solemnemente a las tres de la tarde, que quedaba proclamada la Independencia absoluta de Venezuela. De acuerdo con los testimonios de la época, luego de la proclamación se vivieron momentos de intensa emoción. Una manifestación espontánea, a la cabeza de la cual figuraba Francisco de Miranda, acompañado por miembros de la Sociedad Patriótica y del pueblo, recorrió las calles de la ciudad, ondeando banderas y gritando consignas acerca de la libertad. En la misma tarde del 5 de julio el Congreso celebró otra sesión, en la que se acordó redactar un documento, cuya elaboración fue encomendada al diputado Juan Germán Roscio y al secretario del Congreso, Francisco Isnardi. En este documento debían aparecer los motivos y causas que produjeron la Declaración de la Independencia, para que sometido a la revisión del Congreso, sirviese de Acta y pasara al Poder Ejecutivo.
Finalmente, debemos aclarar que el texto antes mencionado, el cual se conoce como el Acta de la Independencia, aunque está fechado en Caracas el 5 de julio de 1811 (porque ese día fue declarada) en realidad fue redactada en la noche del día 5 al 6 o en el transcurso del día 6, aprobado el 7 por el Congreso y presentada el 8 al Poder Ejecutivo. Las circunstancias de la guerra de emancipación, hicieron que se perdiera el manuscrito original del Acta de la Independencia, el que llevaba al pie las firmas autógrafas de 41 diputados y el sello del Congreso. Hasta el presente este documento fundamental para nuestra historia, no ha sido localizado. Sin embargo, el texto auténtico del Acta de la Independencia se conoce perfectamente gracias a su reproducción en El Publicista de Venezuela y la Gaceta de Caracas del 16 de ese mes.

ACTA DE LA DECLARACION DE LA INDEPENDENCIA DE VENEZUELA

Firma del Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela 1
Firma del Acta de la Declaración de
Independencia de Venezuela
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Acta de Independencia
Firmada el 5 de Julio de 1811
En el nombre de Dios Todopoderoso, nosotros, los representantes de las provincias Unidas de Caracas, Cumaná,
Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y Trujillo, que forman la Confederación Americana de Venezuela en el
continente meridional, reunidos en Congreso, y considerando la plena y absoluta posesión de nuestros derechos, que
recobramos justa y legítimamente desde el 19 de Abril de 1810, es consecuencia de la jornada de Bayona y la
ocupación del trono sin nuestro consentimiento, queremos, antes de usar de los derechos de que nos tuvo privados
las fuerzas, por más de tres siglos, y nos ha restituido el orden político de los acontecimientos humanos, patentizar al
universo las razones que han emanado de estos mismos acontecimientos y autorizan el libre uso que vamos a hacer
de nuestra soberanía.
No queremos, sin embargo, empezar alegando los derechos que tiene todo país conquistado, para recuperar su estado
de propiedad e independencia; olvidamos generosamente la larga serie de males, agravios y privaciones que el
derecho funesto de conquista ha causado indistintamente a todos los descendientes de los descubridores,
conquistadores y pobladores de estos países, hechos de peor condición, por la misma razón que debía favorecerlos; y
corriendo un velo sobre los trescientos años de dominación española en América, sólo presentaremos los hechos
auténticos y notorios que han debido desprender y han desprendido de derecho a un mundo de otro, en el trastorno,
desorden y conquista que tiene ya disuelta la nación española.
Este desorden ha aumentado los males de la América, inutilizándole los recursos y reclamaciones, y autorizando la
impunidad de los gobernantes de España para insultar y oprimir esta parte de la nación, dejándola sin el amparo y
garantía de las leyes.
Es contrario al orden, imposible al gobierno de España, y funesto a la América, el que, teniendo ésta un territorio
infinitamente más extenso, y una población incomparablemente más numerosa, dependa y esté sujeta a un ángulo
peninsular del continente europeo.
Las sesiones y abdicaciones de Bayona, las jornadas del Escorial y de Aranjuez, y las órdenes del lugarteniente
Duque de Berg, a la América, debieron poner en uso de los derechos que hasta entonces habían sacrificado los
americanos a la unidad e integridad de la nación española.
Venezuela, antes que nadie, reconoció y conservó generosamente esta integridad para no abandonar la causa de sus
hermanos, mientras tuvo la menor apariencia de salvación.
América volvió a existir de nuevo, desde que pudo y debió tomar a cargo su suerte y conservación; como España
pudo conocer, o no, los derechos de un Rey que había apreciado más su existencia que la dignidad de la nación que
gobernaba.
Cuántos Borbones concurrieron a las inválidas estipulaciones de Bayona, abandonando el territorio español, contra la
voluntad de los pueblos, faltaron, despreciaron y hollaron el deber sagrado que contrajeron con los españoles de
ambos mundos, cuando, con su sangre y sus tesoros, los colocaron en el trono a despechos de la Casa de Austria; por
esta conducta quedaron inhábiles e incapaces de gobernar a un pueblo libre, a quien entregaron como un rebaño de
esclavos.
Los intrusos gobiernos que se abrogaron la representación nacional aprovecharon pérfidamente las disposiciones que
la buena fe, la distancia, la opresión y la ignorancia daban a los americanos contra la nueva dinastía que se introdujo
en España por la fuerza; y contra sus mismos principios, sostuvieron entre nosotros la ilusión a favor de Fernando,
Firma del Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela 2
para devorarnos y vejarnos impunemente cuando más nos prometía la libertad, la igualdad y la fraternidad, en
discursos pomposos y frases estudiadas, para encubrir el lazo de una representación amañada, inútil y degradante.
Luego que se disolvieron, sustituyeron y destruyeron entre sí las varias formas de gobierno de España, y que la ley
imperiosa de la necesidad dictó a Venezuela el conservarse a sí misma para ventilar y conservar los derechos de su
Rey y ofrecer un asilo a sus hermanos de Europa contra los males que les amenazaban, se desconoció toda su
anterior conducta, se variaron los principios, y se llamó insurreción, perfidia e ingratitud, a lo mismo que sirvió de
norma a los gobiernos de España, porque ya se les cerraba la puerta al monopolio de administración que querían
perpetuar a nombre de un Rey imaginario.
A pesar de nuestras propuestas, de nuestra moderación, de nuestra generosidad, y de la inviolabilidad de nuestros
principios, contra la voluntad de nuestros hermanos de Europa, se nos declara un estado de rebelión, se nos bloquea,
se nos hostiliza, se nos envían agentes a amotinarnos unos contra otros, y se procura desacreditarnos entre las
naciones de Europa implorando su auxilio para oprimirnos.
Sin hacer el menor aprecio de nuestras razones, sin presentarlas al imparcial juicio del mundo, y sin otros jueces que
nuestros enemigos, se nos condena a una dolorosa incomunicación con nuestros hermanos; y para añadir el desprecio
a la calumnia se nos nombra apoderados, contra nuestra expresa voluntad, para que en sus Cortes dispongan
arbitrariamente de nuestros intereses bajo el influjo y la fuerza de nuestros enemigos.
Para sofocar y anonadar los efectos de nuestra representación, cuando se vieron obligados a concedérnosla, nos
sometieron a una tarifa mezquina y diminuta y sujetaron a la voz pasiva de los ayuntamientos, degradados por el
despotismo de los gobernadores, la forma de la elección; lo que era un insulto a nuestra sencillez y buena fe, más
bien que una consideración a nuestra incontestable importancia política.
Sordos siempre a los gritos de nuestra justicia, han procurado los gobiernos de España desacreditar todos nuestros
esfuerzos declarando criminales y sellando con la infamia, el cadalso y la confiscación, todas las tentativas que, en
diversas épocas, han hechos algunos americanos para la felicidad de su país, como fue la que últimamente nos dictó
la propia seguridad, para no ser envueltos en el desorden que presentíamos, y conducidos a la horrorosa suerte que
vamos ya a apartar de nosotros para siempre; con esta atroz política, han logrado hacer a nuestros hermanos
insensibles a nuestras desgracias, armarlos contra nosotros, borrar de ellos las dulces impresiones de la amistad y de
la consanguinidad, y convertir en enemigos una parte de nuestra gran familia.
Cuando nosotros, fieles a nuestras promesas, sacrificábamos nuestra seguridad y dignidad civil por no abandonar los
derechos que generosamente conservamos a Fernando de Borbón, hemos vistos que a las relaciones de las fuerzas
que le ligaban con el Emperador de los franceses ha añadido los vínculos de sangre y amistad, por lo que hasta los
gobiernos de España han declarado ya su resolución de no reconocerle sino condicionalmente.
En esta dolorosa alternativa hemos permanecido tres años en una indecisión y ambigüedad política, tan funesta y
peligrosa, que ella sola bastaría a autorizar la resolución que la fe de nuestras promesas y de los vínculos de la
fraternidad nos habían hecho diferir; hasta que la necesidad nos ha obligado a ir más allá de lo que nos propusimos,
impelidos por la conducta hostil y desnaturalizada de los gobiernos de España, que nos ha relevado del juramento
condicional con que hemos sido llamados a la augusta representación que ejercemos.
Mas nosotros, que nos gloriamos de fundar nuestro proceder en mejores principios, y que no queremos establecer
nuestra felicidad sobre la desgracia de nuestros semejantes, miramos y declaramos como amigos nuestros,
compañeros de nuestra suerte, y partícipes de nuestra felicidad, a los que, unidos con nosotros por los vínculos de la
sangre, la lengua y la religión, han sufrido los mismos males en el anterior orden; siempre que, reconociendo nuestra
absoluta independencia de él y de otra dominación extraña, nos ayuden a sostenerla con su vida, su fortuna y su
opinión, declarándolos y reconociéndolos (como a todas las demás naciones) en guerra enemigos, y en paz amigos,
hermanos y compatriotas.
En atención a todas estas sólidas, públicas e incontestables razones de política, que tanto persuaden la necesidad de
recobrar la dignidad natural, que el orden de los sucesos nos han restituido, en uso de los imprescriptibles derechos
Firma del Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela 3
que tienen los pueblos para destruir todo pacto, convenio o asociación que no llenan los fines para que fueron
instituidos los gobiernos, creemos que no podemos ni debemos conservar los lazos que nos ligaban al gobierno de
España, y que, como todos los pueblos del mundo, estamos libres y autorizados para no depender de otra autoridad
que la nuestra, y tomar entre las potencias de la tierra, el puesto igual que el Ser Supremo y la naturaleza nos asignan
y a que nos llama la sucesión de los acontecimientos humanos y nuestro propio bien y utilidad.
Sin embargo de que conocemos las dificultades que trae consigo y las obligaciones que nos impone el rango que
vamos a ocupar en el orden político del mundo, y la influencia poderosa de las formas y actitudes a que hemos
estado, a nuestro pesar, acostumbrados, también conocemos que la vergonzosa sumisión a ellas, cuando podemos
sacudirlas, sería más ignominiosa para nosotros, y más funesta para nuestra posterioridad, que nuestra larga y penosa
servidumbre, y que es ya de nuestro indispensable deber proveer a nuestra conservación, seguridad y felicidad,
variando esencialmente todas las formas de nuestra anterior constitución.
Por tanto, creyendo con todas estas razones satisfecho el respeto que debemos tener a las opiniones del género
humano y a la dignidad de las demás naciones, en cuyo número vamos entrar, y con cuya comunicación y amistad
contamos, nosotros, los representantes de las Provincias Unidas de Venezuela, poniendo por testigo al Ser Supremo
de la justicia de nuestro proceder y de la rectitud de nuestras intenciones, imploramos sus divinos y celestiales
auxilios, y ratificándole, en el momento en que nacemos a la dignidad, que su providencia nos restituye el deseo de
vivir y morir libres, creyendo y defendiendo la santa, católica y apostólica religión de Jesucristo. Nosotros, pues, a
nombre y con la voluntad y la autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al
mundo que sus Provincias Unidas son, y deben ser desde hoy, de hecho y de derecho, Estados libres, soberanos e
independientes y que están absueltos de toda sumisión y dependencia de la Corona de España o de los que se dicen o
dijeren sus apoderados o representantes, y que como tal Estado libre e independiente tiene un pleno poder para darse
la forma de gobierno que sea conforme a la voluntad general de sus pueblos, declarar la guerra, hacer la paz, formar
alianzas, arreglar tratados de comercio, límites y navegación, hacer y ejecutar todos los demás actos que hacen y
ejecutan las naciones libres e independientes. Y para hacer válida, firme y subsistente unas provincias a otras,
nuestras vidas, nuestras fortunas y el sagrado de nuestro honor nacional. Dada en el Palacio Federal y de Caracas,
firmada de nuestra mano, sellada con el gran sello provisional de la Confederación, refrendada por el Secretario del
Congreso, a cinco días del mes de julio del año de mil ochocientos once, el primero de nuestra independencia